* Recibir a los niños y niñas en la puerta del aula de clase y darles la bienvenida. Si ya los conoce salúdelos por su nombre.
* Indicarles a cada alumno sus asiento, ya que ellos buscan seguridad.
* Conversar con sus alumnos y alumnas. No realizar sólo un saludo y diálogo general, sino más bien hacer un esfuerzo por hablar en forma individual con cada uno de ellos durante los primeros días.
* Usar un sistema de "puertas abiertas" que invite a los niños a conversar, use frases como "cuéntame más acerca de….", "qué entretenido lo que me estás contando", "¿y qué pasó después de…?" y otras semejantes.
* No conversar con sus alumnos mientras está ordenando papeles o escribiendo en el pizarrón. Mírelos a los ojos, hágales preguntas, y afirme o comente sus respuestas.
* Realizar actividades grupales desde los primeros días, con el fin de que se conozcan mejor entre ellos.
* Incorporar actividades relacionadas con la expresión de sentimientos, para que liberen tensiones, temores o posibles angustias frente a la entrada a la escuela.
* Estar atento hacia los niños que muestran signos de ansiedad o problemas de adaptación después de las primeras semanas de clases. Transmitirles seguridad y confianza y mantener una comunicación directa con sus padres y/o representantes.
* Realizar dinámicas de grupo de conocimiento y rompe hielo.
* Proporcionar una ambiente seguro, cariñoso y motivador. Ayudarlos a sentirse contentos consigo mismos y motivados por las oportunidades de aprendizaje que la escuela les ofrece. Se debe tener en cuenta que, poder sentirse capaz, poseer una buena autoestima y tener altas expectativas de lo que se va a aprender son condiciones muy importantes para el éxito del niño o niña en la escuela.
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